Una Navidad casi invisible.

En general elijo la Nochebuena para escribir. Hoy no lo siento así; no percibo ese aroma a milagro de cielo, todo es política mal entendida,  lo que conlleva a la ausencia de espiritualidad para estos días previos a celebrar un gran acontecimiento según lo dictan los antiguos libros de historia o religiosos. 

Un país ardiendo en llamas en alguna parte del planeta, otro con deseos de quitar a tal o cual gobernante del poder, otro endiosado a sí mismo ordenando la creación de las luces y sombras... y aún más. Pienso: ¿En qué momento se extravió el ser humano que no vuelve a su ruta?

Cuánta confusión. Enojo generalizado por no disponer de recursos monetarios para compras, compras, compras y más compras... ¿Eso es todo? 

Creo que regresaré al tiempo en que la Navidad sí era lo único que importaba; allá en mi pueblo Calchaquí, cuando éramos niños que honrábamos la infancia de verdad.  Llegué a esta provincia con mis creencias sobre un Niño Dios que nos traía regalos a todos los niños que nos portábamos bien; me encontré con un señor gordo de barba blanca vestido de rojo para la nieve trayendo juguetes en trineo... ¡EN PLENO VERANO! Nada que ver con lo que creía en esos tiempos. 

Extraído de una publicidad de gaseosa de algún país lejano. En fin, Estoy pensando en toda esta realidad color gris, donde la sonrisa desapareció dejando solo un objeto al alcance de los ojos ausentes de toda mirada hacia la vida.

Tal vez me alcanzó en mi andar ese dejo de entusiasmo por algo; estoy reaccionando creo. No soy así, veo siempre el lado bueno de todo hasta qué... y continúo el camino, lento, seguro, disfrutando cuando debo hacerlo, reflexionando tambien sobre lo que acontece en la oscuridad que cubre la verdad. 

Y aquí estoy, en el gran espacio del pensamiento poniendo en orden los sentimientos por un lado, las ideas por otro, controlando las emociones. Tambien a analizar esta capacidad para la comprensión de los hechos que no puedo cambiar y sí deba aceptar por esa única razón.

Si pudiera pedir un deseo a quien corresponda,  sería que se me permita cantar una canción de cuna a la humanidad hasta hacerla dormir y así pueda soñar los mejores sueños de su existencia. El despertar sería muy diferente. El mundo sería distinto.



Ojalá pudiera...

Hasta pronto mis amigos humanos queridos.
Yolanda O.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

En las aulas de otros tiempos.

Recordando: El patio de las glicinas

Para leer y disfrutar.