Marzo extraño. Otro más y van...

Hoy en una jornada de aperturas e inicios de la actividad de mi país, no deseo pase desapercibido mi sentir para lo que viene.

En otros tiempos las emociones de un primer día de clases se vivía a flor de piel. Lo más trascendental de la vida hoy, se cambió por el bienestar material.

Da gusto saber que en muchas partes del territorio, maestras se preparan con un gran equipaje de conocimientos para impartir a esa infancia que espera con gran curiosidad conocer los misterios que valientes docentes les regalarán como herramientas constructoras  de sus vidas futuras.

Por ello rescato esta reflexión que es una parte de mi sentir como educadora profesional.

Un comienzo para pensar.
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Y el tiempo, señor de los misterios, se llevó tantos veranos y otoños como inviernos y primaveras. 

Revisando un poquito las historias aquéllas de otros momentos juveniles, encontré casi sin darme cuenta estos pensamientos que vuelven en forma aleatoria sin cambios aparentes pero con un buen caudal de experiencias escritas en mi álbum de los recuerdos:

Con todas sus variables, llegó el otoño.

¿Y el verano?. Un tiempo que  fue llevándose consigo las vivencias que supimos conseguir. Se alejan de nuestros oídos las últimas risas, de nuestros ojos los amaneceres descubriendo el mar de a poco, tantas experiencias que solo pasan y pasan...

Quedan atrapadas las imágenes recientes y ya son otro recuerdo más.

Llegó el mes de Marzo. Por tanto debemos abrir la puerta, pero no para ir a jugar en esta parte del hemisferio. Es el comienzo de dos grandes acontecimientos: El comienzo de un nuevo año escolar y el otoño. ¡Qué mezcla de colores! Blancos delantales, hojas caídas de colores variados desde el amarillo al marrón oscuro cual alfombra mágica que en cualquier momento levanta vuelo.

Un banco vacío de la plaza principal de cualquier pueblo, me habla de romanticismo antiguo entre dos seres que expresan con la mirada y una sonrisa los más puros sentimientos. Para qué más.


Sí, no comprendía hace tiempo esta estampa de los cuentos, ahora entiendo la ausencia de gestos expresivos de amor y bondad. Duele la pérdida, siempre duele para quien conoció otra realidad. 

Recurrentes leyendas urbanas completan paisajes para escapar del vacío que nos deja esta sensación de soledad de hoy.
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Otra vez la misma vivencia de un año más que he vivido y uno menos en mi haber. 

Saludos afectuosos para todos y  ¡¡BIENVENIDO OTOÑO 2019!!

Yolanda O.

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