Analía y su increíble vida.

Había transcurrido bastante tiempo desde la tarde que vi a Analía por última vez. Las noticias llegaban cada vez más lejanas, los tiempos tienen ese condimento que aplacan dolores, tristezas, y obran el milagro de borrar hasta los rostros queridos cuando no se los tiene más. Ella quedó en mi recuerdo así, atrapada en su niñez con su voz, su risa, su silencio. Su nombre escrito al final de una redacción escolar.


El mundo de la pobreza que anulaba cualquier sueño, 
no fue impedimento para un padre, para marcar el destino de Analía.


Respecto a mí; comencé mis estudios secundarios como alumna pupila en un colegio de monjas. El mundo era solemne,  oscuro, pasos disimulados para no romper la armonía del silencio reinante; nada debía alterar la sobriedad de la escenografía teatral de una obra dramática. Mientras la adolescencia ganaba terreno en mi vida, mi amiga de la infancia continuaba la suya.

Supe que sus estudios primarios habían sido exitosos, fue la abanderada del Instituto; en los tiempos que llegar a ese honor era nada más y nada menos ser la mejor estudiante de conducta intachable. En los tiempos que los mejores promedios figuraban en el "Cuadro de honor". Analía Gonzalez era indiscutiblemente el que ocupaba el primer lugar.

Pasaron las mejores etapas de nuestras vidas entre libros e historias contadas de vez en cuando, hasta que perdí definitivamente contacto con mi amiga. En alguna tarde de ésas que no olvido; mi papá supo al fin qué había sido de la existencia de la hija de don Gonzalez, ya envejecido, que un día se alejara de Calchaquí.

Al culminar los estudios primarios, siendo la mejor alumna, sus "papás" adoptivos, le hicieron continuar con los de secundaria, en los cuales tambien se destacó muy bien, siendo ganadora de la simpatía de muchas personas. No podía ser menos su actuación destacada, Parecía que su destino era llevar consigo como propia la bandera de ceremonias.

Le gustaba el estudio como nadie y por ello continuó en la Facultad de medicina ¡Nada menos! Fue becada y se trasladó a Estados unidos a perfeccionarse. Allá conoció al amor de su vida, se casó y formó una hermosa familia. Ya no regresó al país.

A veces no entendemos ciertas cosas, nos enojamos o alegramos. No olvido ni lo haré jamás como fue que conocí a una personita con estas cualidades.  El don de asimilar cuanto contenido estuviese a su alcance, la hizo ser quien es hoy.

Cada uno de nosotros sabemos si podremos llegar o no a cierto destino, no depende de nadie más.
Felicidades amiga donde quiera que estés. De corazón:

Yoly.

Comentarios

  1. Que belleza amiga, que historia tan bonita, dulce, tierna, final feliz. Es cierto, nuestro destino depende solo de nosotros, es a donde queremos llegar, sabemos si podemos hasta allí o no volar. Hermoso tu recuerdo. ¡Felicidades amiga! Martha Etcheverría. Amiga, verás que sale publicado con otro nombre, es mi amiga, que no sé que fue lo que hizo desde su teléfono y mi correo quedó con su nombre. Me alegra mucho saber de ti y leerte. Te quiero mucho

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    1. ¡Muchas gracias amiga! Historias como éstas han "poblado" mis días de la infancia. Me emocionó encontrarte nuevamente, seguiré siempre por este sendero de creer que el ser humano es capaz de construir lo mejor para sí mismo. Un beso y un gran ¡Abrazo de oso! ¡Gracias por estar aquí!

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